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Luego de la exposición de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) anunciados a través de una cadena nacional por el presidente Javier Milei, diversas manifestaciones ciudadanas se desataron en varios puntos del país, concentrándose especialmente en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Estos decretos, que representan un cambio sustancial en los ámbitos legal, económico y social, generaron un fuerte rechazo y preocupación entre la población.
Las protestas se materializaron a través de cacerolazos y aplausos masivos, signos de la indignación y desacuerdo de los ciudadanos frente a las medidas impulsadas por el gobierno. Los decretos, que pasaron por alto el Congreso, han impactado en cuestiones fundamentales, incluyendo la estructura de los derechos laborales y la liberalización financiera y productiva.
Entre las propuestas más controvertidas se encuentra la derogación de diversas leyes, siendo una de las más destacadas la Ley de Alquileres, la cual ha suscitado inquietudes en relación con la protección de los inquilinos frente al mercado inmobiliario.
La rápida reacción de la ciudadanía evidenció su preocupación por los cambios impulsados por el gobierno, llevando a la calle su descontento. Este desacuerdo se ha traducido en críticas de distintos sectores de la sociedad, quienes expresaron su malestar ante las medidas adoptadas por el ejecutivo.
Los cacerolazos y manifestaciones en las calles se han convertido en una forma tangible de expresar el desacuerdo ciudadano, marcando el inicio de un debate público más amplio sobre la dirección que está tomando el país bajo la administración de Milei y sus decretos de urgencia.
